Es importante reconocer qué tipo de piel tenemos para saber así sus cuidados específicos, ya que si tienes la piel muy grasa o muy seca debes usar productos distintos, y enfocar tus cuidados a paliar ese problema.

     En líneas generales encontramos los siguientes tipos de cutis:



Cutis normal:

   Posee una piel flexible, fina, tersa y muy suave. Sus poros son muy pequeños y están cerrados, por lo que no se forman granos. Es algo más grasienta en la nariz y la barbilla. Este tipo de cutis es el menos frecuente.

Cutis graso:

    La piel es gruesa, ligeramente brillante y grasienta. En la mayoría de los casos hay poros dilatados, en los que se suelen formar granos y puntos negros por el exceso de sebo, especialmente en las aletas de la nariz y en la frente.



Cutis seco:

   La piel en este tipo de cutis es seca, con aspecto tirante y poros finos. Es muy sensible a los cambios de temperatura, por lo que a menudo está enrojecida. Con frecuencia se forman arrugas prematuras por la poca cantidad de grasa y humedad en la piel.



Cutis mixto:

   Tiene zonas secas y otras grasas. Es característico tener grasa en la frente, la nariz y el mentón con piel grasa (la llamada zona T); la zona alrededor de los ojos y la boca, y el cuello, con piel seca. El 50 % de las personas, en mayor o menor medida, tienen este tipo de piel.


* Estas indicaciones son meramente orientativas, si quieres saber exactamente tu tipo de piel, es aconsejable recurrir a un dermatólogo.


      Para cuidar adecuadamente tu rostro, lee Cuidados generales del Cutis.