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Cosm. dañ. continuac.




     Listado de los ingredientes más comunes considerados más peligrosos. Por precaución, es recomendable evitarlos en la medida de lo posible.


     Aceites minerales

     Son derivados del petróleo utilizados como agentes antibacterianos y para mejorar la textura de las cremas de forma que resulte agradable el contacto sobre la piel.

     Son altamente cancerígenos y en las etiquetas pueden aparecer como: aceite mineral, paraffinum, paraffinum liquidum, petroleum, etc.

     Son uno de los ingredientes principales de productos para el cabello, lociones para después del afeitado, desodorantes, enjuagues bucales, aceites para bebés, pastas de dientes, etc.

     Estas sustancias cubren la piel y tapan los poros, bloquean la respiración de las células, extraen la humedad de la piel y la sacan a la epidermis de manera que ésta aparece brillante e hidratada. Pero sólo aparentemente porque, en realidad, a causa de esa capa plástica que la recubre, la piel queda incapacitada para cumplir con sus funciones de defensa. Entre otras cosas, impide eliminar toxinas a través de la piel y, como consecuencia, aparecen acné, irritaciones, rojeces y otros desórdenes además de hacer que envejezca prematuramente. De ahí que cuando se dejan de usar estas cremas con aceites minerales la piel aparezca aún más seca y estropeada que cuando se empezaron a usar.

     Otros derivados del petróleo son: la cera microcristalina, el ozokerite, el ceresin y la vaselina. Pero de entre estos derivados destaca especialmente el glicol propileno, que es un líquido incoloro que forma parte de la composición de multitud de productos cosméticos y por sorprendente que parezca, también de pinturas, detergentes para ropa, ceras para suelos y anticongelantes y líquidos de freno de los coches. De esta sustancia se dice que ayuda a retener la humedad de la piel y que hace que ésta se perciba al tacto suave y sedosa, pero numerosos estudios relacionan el glicol propileno con la dermatitis de contacto y con algunos trastornos del riñón o del hígado, que puede inhibir el crecimiento de las células epidérmicas e irritarlas (de hecho se le considera el principal irritante de la piel, incluso en concentraciones muy bajas) y que puede también irritar los ojos, causar trastornos gastrointestinales, náuseas, dolor de cabeza y vómitos además de afectar al sistema nervioso central.


     Ftalatos

     Son sustancias disolventes y suavizantes que se usan con mucha frecuencia en cremas, esmaltes de uñas, perfumes, lacas de pelo y desodorantes.

     Algunos estudios señalan que producen daños en los sistemas reproductor y endocrino, aumento del riesgo de padecer asma y cáncer, y, además, la exposición a estas sustancias está ligada a un elevado riesgo de anomalías genitales en bebés varones.

     Hay seis tipos que no se pueden usar ya ni en la fabricación de juguetes por razones de seguridad pero pueden encontrarse en diversos cosméticos. Evite especialmente los tres primeros que mencionamos: dietilhexiloftalato (DEHP), dibutilftalato (DBP), butilbenzilftalato (BBP), diisononilftalato (DINP), diisodeciloftalato (DIDP) y dinoctilftalato (DNOP).


    Fenol y fenil

     Se utilizan como desinfectantes en el ámbito de la medicina y como conservantes en cosmética. El fenol es un ingrediente tóxico que puede afectar al sistema nervioso central, al corazón, al hígado, al riñón y a la piel. Nitropheno, phenolphthalein o chlorophenol son sólo algunas de las denominaciones bajo las que puede aparecer. En cuanto al fenil (podemos encontrarlo como phenylenediamine sulfate) penetra por la piel, accede al torrente sanguíneo y puede causar problemas hepáticos.

     Estos alcoholes están presentes en muchos productos pero especialmente en enjuagues bucales. De modo que cuando nos enjuagamos la boca con ellos, el alcohol actúa como solvente y hace a los tejidos más vulnerables a padecer distintas dolencias, incluido el cáncer. Al menos así lo demuestran algunos estudios realizados al respecto. Los datos son: los varones que normalmente utilizan enjuagues que contienen un 25% de alcohol tienen un 60% más de posibilidades de padecer cáncer de boca o de garganta que quienes no los usan. En el caso de las mujeres ese peligro llega al 90%.


     PEGs (abreviatura de glicol polietileno):

     Son emulgentes que se utilizan para cuajar agua y grasa o detergentes. En sí mismas no son tóxicas pero contribuyen a eliminar el factor protector natural de la piel por lo que el sistema inmune queda más expuesto y, por tanto, es más vulnerable a cualquier sustancia, sea tóxica o no. Por esto no se permite usar más de cinco PEGs en un mismo producto. Suelen aparecer con las siglas PEG seguidas de un número que indica su peso molecular pero también se las reconoce por las letras eth al final (steareth, ceteareth o sodium laureth sulfate).

     * Este último no debe confundirse con el sodium lauryl sulfate, un detergente muy irritante utilizado en el 90% de los champús y dentífricos convencionales. Su efecto es tal que, por el simple contacto con la piel, se absorbe y se almacena en los tejidos del corazón, el hígado, los pulmones, los ojos y hasta el cerebro; también afecta al sistema inmune, interactúa con otros ingredientes favoreciendo la aparición de cáncer y en cantidades suficientes puede modificar el material genético contenido en las células. De hecho, en los laboratorios se utiliza para inducir mutaciones en bacterias. Además, al menos en animales, causa problemas de pigmentación en la piel, corroe los folículos pilosos y retarda el crecimiento del pelo.


     Diethanolamine (DEA):

     Es un químico de base detergente y espesante extremadamente peligroso y además escandalosamente frecuente. Aplicado en repetidas ocasiones sobre la piel de ratas, hace aumentar exponencialmente la incidencia de cánceres de hígado y de riñón. Diversos estudios han establecido el riesgo que implica una exposición continua a ella, especialmente en niños.


     Colorantes

     Son empleados para dar color a cremas, geles de baño, maquillajes, tintes, etc. Muchos de ellos han demostrado, al menos en animales, ser altamente cancerígenos y alterar las moléculas de ADN. Sus denominaciones incluyen las sílabas anilin o anilid como: el acetanilid, HC (HC Orange 3), Acid (Acid red 73) o Pigment (Pigment Green 7).


     Solventes

     Es un derivado del petróleo que se incluye en tintes de pelo, cremas de mano, exfoliadores, cremas y espumas de afeitar, colonias y otros muchos cosméticos. Muchos estudios relacionan los solventes con el aumento de la incidencia de cáncer. Algunos de ellos, como los que contienen el término isopropil, se usan también como solventes de pinturas y forman parte de la composición de los líquidos anticongelantes de los coches.


     Fragancias artificiales

     Son muy baratas y se añaden a perfumes, geles de ducha, jabones, desodorantes, productos para los bebés, champús, cremas de manos y corporales, etc. Se las considera peligrosas porque son bioacumulativas y se sospecha que pueden producir trastornos en los sistemas reproductor y endocrino. Además se ha observado que una vez sobre la piel pueden causar alergias, dolores de cabeza, mareos, tos, manchas oscuras en la piel, pérdidas de concentración y hasta cáncer. Entre otras muchas, se esconden en denominaciones como acetil hexametil (afecta al sistema nervioso) o bromocinnamal (irritante para la piel). Una de las más utilizadas es el tonalide.


    Liberadores de formaldehído

     Es uno de los conservantes más utilizados por ser un potente antimicótico. Por ello se usa en la fabricación de materiales de construcción y de muebles ya que evita la aparición de moho y hongos. Es altamente cancerígeno por inhalación. Además exponerse a él puede causar dolores articulares, de cabeza o de pecho así como alergia, irritación y envejecimiento prematuro de la piel, daño en las membranas celulares y malformaciones en los fetos. Su uso está prohibido en cosmética pero como es un conservante muy barato y efectivo, se han creado sustancias que no se pueden considerar formaldehídos pero que lo liberan. Podemos diferenciar estas últimas mediante dos formas: fijarse en los ingredientes que se acompañan de la palabra urea (diazolidinil urea, imidazolidinil urea o poliximetileno urea); y fijarse en que llevan las letras DM delante del nombre del conservante químico (DM hidantoina por ejemplo). Estudios demuestran que irritan el aparato respiratorio y la piel y pueden producir palpitaciones.


Otros conservantes liberadores de formaldehído son: el dimetil oxazolidino, el armilacetato o el alkifenol.


     El talco

     Es una sustancia químicamente muy similar al asbesto o amianto, elemento conocido por provocar cáncer (especialmente de pulmón). Forma parte de maquillajes y polvos para los bebés, además de usarse para lubricar condones. En este último caso, el uso de talco a largo en la zona genital hace que el riesgo de padecer cáncer de ovarios aumente hasta un 60%. Además tapa los poros de la piel e impide sus funciones normales.


     Aluminio

     Es otro elemento sobre el que también hay sospechas fundadas acerca de su toxicidad. De hecho se han realizado numerosos estudios sobre la relación entre el aluminio y el Alzheimer. Destacando el hecho de que en las autopsias realizadas a pacientes que padecían esa enfermedad se encontraran en sus cerebros grandes concentraciones de aluminio. Además se sabe que el aluminio puede unirse al ADN y modificar su estructura así como alterar la actividad de los genes. Es muy importante saber que su absorción se produce tanto por vía oral como a través de la piel, porque puede encontrarse en cremas hidratantes, pintalabios, desodorantes, antitranspirantes, etc. Un ejemplo de su uso es en forma de clorhidrato de aluminio en la mayoría de antitranspirantes. A este respecto hay estudios que apuntan a que puede causar cáncer de mama al provocar la mutación de las células. Esto se debería al hecho de que al evitar la eliminación de toxinas a través de las axilas, fuerza al cuerpo a depositarlas en las glándulas linfáticas que se encuentran bajo los brazos, por lo que es obvio sospechar que sea dañino en ese aspecto puesto que la mayoría de los tumores cancerígenos de mama se encuentran precisamente donde están esas glándulas.


     Parabenos

     Provoca efectos similares a los del clorhidrato de aluminio. Son sustancias bacteriostáticas y fungicidas utilizadas en multitud de productos de belleza. Pueden imitar el comportamiento de los estrógenos y favorecer el crecimiento de tumores asociados a los niveles de éstos como es el caso del cáncer de mama. Se encuentran en más del 90% de los productos que permanecen en piel y en más del 70% de los que se enjuagan.


     Mercurio


     Es un metal pesado de elevada toxicidad que se puede encontrar como tiosalicilato de etilmercurio. Se usa como como conservante en productos de maquillaje y desmaquillaje de ojos siempre que su concentración máxima sea de 0,007%.


     Antioxidantes sintéticos

     Uno de ellos es el butilhidroxitolueno o BHT (o también E-321). Es un antioxidante sintético que a pesar de no ser un agente mutágeno es capaz de modificar la acción de ciertas sustancias que pueden provocar cáncer. Se ha constatado en ratas que a altas dosis afecta a la reproducción y al número y desarrollo de las crías.


     Protección Solar

     Otro problema en la cosmética, es la de encontrar sustancias que protejan de los rayos solares dañinos. Antiguamente, se utilizaban filtros minerales a base de óxido de Titanio o Zinc como Zincoxid o Titaniumdioxid. Pero por ser más caros, se han ido reemplazando por oxybenzone, benzophenone, Methoxydibenzoylmethane, o Dibenzoylmethane, que son filtros cancerígenos que pueden causar alergias en cadena y aparecen incluso en las marcas más caras y “exclusivas”. No sólo aparecen en productos solares, también están en cremas y tratamientos con retinol. Si éstas contienen sustancias irritantes, la industria lo compensa agregando filtros solares, para impedir que la piel microscópicamente irritada reciba manchas del sol.




     Conclusión


     Después de lo expuesto, obviamente vemos la necesidad de elegir productos naturales, pues es cuestión de salud. Para que un cosmético pueda considerarse "natural" ha de estar compuesto en más del 90% por materias primas naturales de origen no animal y carecer de sustancias irritantes, tóxicas o peligrosas. Tienen además la ventaja de que las sustancias que se usan en su fabricación proceden principalmente de plantas por lo que en muchos casos fortalecen y mejoran también las funciones dérmicas.

     Eso sí, no existe una cosmética 100% natural ya que la mayoría de los productos llevan algún conservante, aunque sea suave, para garantizar su durabilidad y un emulgente que permita mezclar y cuajar las sustancias obtenidas de las plantas y el agua. En todo caso, la cantidad de sustancias químicas o sintéticas que se añaden es menor de un 10% de la composición final del producto. Por ello son productos con un precio más elevado que los productos de la cosmética convencional, pero no cabe duda de las ventajas que ofrecen.



    El INCI


     Es la Nomenclatura Internacional de Ingredientes en la Cosmética, la cual obliga a la enumeración de TODOS los ingredientes, por lo que es el único dato con el que los fabricantes se comprometen. Estos ingredientes figuran con sus nombres en latín y enumerados según su cantidad en línea decreciente, es decir, los más abundantes aparecerán en primer lugar.



     Cómo saber qué comprar

     En primer lugar, debes saber que el texto descriptivo en una etiqueta no compromete al fabricante, lo único que nos da información fiable es el INCI, y nos permitirá valorar la calidad de un producto. No obstante,es recomendable leer las etiquetas de los productos pues puede contener información muy relevante.

     1. Evita artículos con una lista muy larga de ingredientes. Un buen producto no necesita nunca más de 30 ingredientes. Únicamente, si en los primeros lugares figuran sustancias naturales, se puede excusar el uso de aditivos químicos como gelificantes o emulgentes, ya que a veces los agentes vegetales se mezclan con dificultad y no “cuajarían” sin ayuda artificial.

     2. No te fies de los eslóganes publicitarios que prometen resultados increíbles a base de compuestos naturales si en la lista de ingredientes apenas aparecen nombres vegetales (aquellos con denominaciones latinas), o si los tienen, aparecen en décimo lugar o incluso más atrás.

     3. Evita marcas en las que el sistema de distribución está inflado: las grandes empresas funcionan a base de dar lucrativos beneficios a representantes, distribuidores, subdistribuidores y revendedores, es decir, invierten en comisiones en vez de invertir en la calidad de un producto. Una crema que ha pasado por cuadrúple facturación, antes de llegar a las manos del consumidor final, no puede ser buena si no es carísima.

     4. No compres marcas que aparecen constantemente en los anuncios pagados de los medios de comunicación, porque esto revela que su prioridad no es la inversión a largo plazo en calidad, sino la captación de nuevos clientes.





Fuentes:

www.esteticanatural.com
www.klkcreaciones.com
www.lacosmeticanatural.com
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